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Las Píldoras Azules de Frederik Peeters

“Pasa veinte años aquí y te preguntarás como es que hay tantos extraños con rostros familiares…será que las ciudades generan extraños continuamente…”

-Frederik Peeters en “Píldoras Azules”

Esta Feria Internacional del Libro pasada (sí, la del vigésimo quinto aniversario) me compré una novela gráfica a la que le traía ganas desde hace más de un año, su título es “Píldoras Azules” el autor es el suizo Frederik Peeters, la editorial que la publica en español es Atisberri. Así que si quieren hacerse de esta magnífica obra (a continuación intentaré explicarles porque sin echárselas a perder) esperen a la próxima edición de la FIL y enfilen derechito al stand de la editorial Sexto Piso donde encontrarán la mejor selección de novelas gráficas de toda la feria.

Píldoras Azules es una historia autobiográfica del mismo autor. Narra la historia de amor de Fred y Cati desde que se conocen -a Fred le gusta Cati desde el primer momento que la ve- hasta que la relación entre ellos por fin se da unos años más tarde, después de que ella se divorcia del padre de su hijito.

La portada de Píldoras Azules, Fred y Cati charlan en un sillón en medio de una fiesta. La fuerza de su química mutua los hace sentir que no hay nadie más alrededor.

El marco de este amor es la ciudad de Ginebra, un personaje que apenas se distingue entre las viñetas pero cuya atmósfera nos transmite Peeters a través de un trazo sumamente expresivo, a veces austero, otras desgarrado por brochazos del pincel. Fred y Cati comienzan a salir en lo que parece ser un típico cortejo: idas al cine, citas de café, y finalmente una cena en casa donde ella le confiesa a Fred que es seropositiva y también su hijo. Fred experimenta todo un abanico de emociones pero le ruega a Cati que no se vaya. Desde esa noche se convierten en pareja, y todas las vivencias que se suceden componen el  complejo sube y baja de esta trama en las que se encuentran hermosamente tejidas, sin sentimentalismo alguno la relación de Fred con el hijito de Cati, la manera como ambos abordan la sexualidad y el temor al contagio, las continuas visitas de control al médico y las crisis de salud, la relación con las familias de ambos, el crecimiento del amor y el respeto entre ambos basado en las pruebas que superan, el profundo respeto de Fred hacia Cati y viceversa, los debates internos de Fred y la jubilosa desaparición gradual de la compasión que él sentía por ella y su hijo.

“Si yo te contagiara, nunca me repondría…”

Creo que esto es lo más que les puedo contar sin comenzar a escribir spoilers, no dejen de buscar y leer esta obra, que para mí resultó tan conmovedora como aquella otra obra maestra del genial Art Spiegelman: Maus.

¡Y el Callejón volvió! ¡Con todo en este 2012!