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El Perro de Goya

La semana pasada andaba vagabundeando en la web y encontré un post hermoso e interesante que contenía fotos de músicos famosos con sus perros, conocí a los fabulosos Hell y Redemption: los compañeros cánidos de Johnny Cash, al bello Mister: el bóxer de la legendaria Billy Holiday, y a algunos de los poodles de Elvis Presley entre otros.

Los Señores Cánidos Hell y Redemption, flanqueando a su amo Johnny Cash

Pero pues yo no soy músico, por más que me fascine este arte que creo es el más sublime de todos. Me gusta pintarrajear y husmeé la red en busca de perros de pintores y pintoras.

Encontré un perrito blanco peludo en varias de las obras de Francisco de Goya. Este cánido se repite en algunos de los retratos que le comisionaban al genio español. Ignoro si este perro era de él, o si la raza estaba de moda en la península ibérica en aquel entonces y la mayoría de las damas de sociedad tenían uno.  Es una cosita de ojos negrísimos que adivino debe ser sumamente ladrador y chiquiado. Me gusta imaginar que el artista podría haber vivido con un perro como este. Lo figuro haciendo sus dagas intentando obtener la atención y el cariño de su dueño, me pregunto si alguna vez su pelaje se habrá embarrado de óleos, cuántas veces habrá dormido en el regazo del artista, se habrá acercado a lamerle las manos al sentirlo triste o agobiado, si fue testigo de la ejecución de muchas de sus obras, echado en el suelo, sobre algún cojín, brindándole al hombre la sensación de estar acompañado en este proceso que es por naturaleza solitario. Seguro que este perrito, cuando quería que le sobaran las orejas, tenía hambre o quería salir al baño se le acercaba, levantaba una de sus patitas y se la ponía en una rodilla o en un muslo. Puedo apostar que al pintor estas pausas no le hubieran molestaban en absoluto, y que incluso las agradecería, -no creo que las interrupciones humanas hubieran corrido con la misma suerte- .Ver este animal inmortalizado por un pincel del calibre de Goya me hizo pensar en cuánto podemos llegar a integrar en nuestras vidas a las mascotas, en el papel que juegan en las vidas de los homínidos que los amamos.

Y también cómo se refleja uno al mirar una obra.

Pues sigo sin saber si mi sentimental ensoñación tendrá alguna posibilidad de ser verdad, sólo puedo basarme en mi propia experiencia, habiendo y estando siendo acompañada por varios cánidos a lo largo de los años.

El perrito sale en una esquina de la obra "Retrato de Doña Joaquina Candado"
Retrato de la Duquesa de Alba, el perrito aparece de nuevo
Otra dama de sociedad, aquí también está el perrito

Uno de los cuadros más conmovedores y bellos del genio español, es precisamente uno que plasmó en una de las paredes de su casa, -y que ahora puede apreciarse en el Museo del Prado– se le conoce simplemente como “El Perro”, estoy segura que ningún pintor contemporáneo que lo llegue a ver puede quedarse sin contener la respiración.

En esta obra, perteneciente a su período oscuro, no sale el hermoso canino blanco, sino otro tipo de perro que probablemente simboliza al mismo Goya, quizá identificándose con estos animales no humanos de espíritus inmensos.

"El Perro"

Es que Francisco de Goya era, en realidad, perrísimo.